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Si has comido alguna vez conmigo o me has preguntado si me gusta el queso, sabrás que a mi sólo me gusta el queso que no sabe a queso o el brie. Vamos, que me gusta el queso tronchón muy muy muy suave, los quesitos triangulares cremosos, el queso con sabor a salmón de philadelphia, el queso de tetilla, el cheddar naranja naranja en crema y el brie.

Pues ayer en la cena de nochebuena, mi madre preparó unas tapas nuevas "kiwi con queso". En principio era rodaja de kiwi, taquito de queso de cabra, y otra rodaja de kiwi, pero como creía que el queso de cabra no me iba a gustar, yo pedí que el mio fuera de queso brie. El caso es que mi tapa sólo sabía a kiwi, porque su sabor eclipsaba totalmente al brie. Así que me decidí a probar una de queso de cabra. Y he aqui la sensación que tuve al primer mordisco y al contacto del queso con mis papilas gustativas.

Es como si al aplastar el queso en la boca, de repente saliese de la nada, dentro de tu garganta una mini casa de pueblo, con su fachada de piedra, su minimonte al lado, y sus ovejas y cabras en la puerta. No puedo decir que esté bueno. Sólo digo que es uno de los alimentos que pasará a mi lista de "alimentos que saben a cosas raras pero concretas":

- el queso de cabra sabe a casa de pueblo
- la salsa carbonara de la pasta sabe a plastilina